A los 20 años comienza a consolidarse en el equipo de su vida. Goza de un físico privilegiado y amarga la vida a los atacantes tanto por la derecha como por la izquierda. Rebosa ilusión, cree en que el equipo remontará el vuelo y sólo tiene piropos para Jiménez: "Está haciendo mi sueño realidad y no tengo palabras ni tiempo para agradecérselo". Considera que ha tocado techo en el encuentro contra el Arsenal, pues "viví los momentos más importantes de mi vida". Se equivoca este chico humilde que algún día sueña con ser buque insignia de Nervión. Aún le quedan muchas mejores vivencias por delante, eso seguro.
-Ha pasado algo más de un mes desde que debutara este año en Liga.
-Sí, estoy muy satisfecho de cómo ha ido todo. Ahora todavía me encuentro en fase de recuperación por la lesión. Tengo que reconocer que ha sido muy bonito, he jugado partidos completos y aunque he tenido altibajos por la mala suerte de la lesión vuelvo a trabajar con ilusión, recuperándome y esperando estar al mejor nivel posible.
- En líneas generales, el balance es positivo.
- Sí, por supuesto, haya pasado lo que haya pasado, aunque hubiera sido jugar un partido ya estaría conforme. Mi sueño era jugar en el Sánchez Pizjuán y he tenido la suerte de hacerlo tres veces. El balance es muy positivo.
- Supongo que el peor momento fue el codazo de Diarra.
- No en esos instantes, sino un poco más tarde, cuando me empiezo a dar cuenta de que la cosa era grave y me iba a llevar un tiempo sin jugar.
- Poco a poco se va recuperando.
- Realmente todavía no estamos bien del todo. Los plazos que me daban eran de volver a tocar balón la semana del Arsenal. Conseguir jugar contra los ingleses siempre era mi objetivo, aunque los médicos me marcaran de plazo el partido de Praga.
- ¿Con qué se queda de estas últimas semanas?
- Está claro que el partido contra el Arsenal en la Champions, sin duda. Por la mañana cuando salimos del entrenamiento del estadio se estaba provando el himno de la Champions y se me pusieron los pelos de punta. Después vivir ese encuentro, contra todo un Arsenal en frente, con el estadio casi lleno... Fue algo inolvidable, siempre estará en mi memoria. Viví los momentos más importantes de mi vida.
- Ese día tuvo algún problema con la máscara.
- Sí, aunque en Almería ya me encontré un poco mejor. Es más difícil, porque es como jugar con un casco en la cabeza que te hace mucha presión. La visibilidad, además, no es al cien por cien, pero ahora mismo no me queda otra. No tengo otra opción.
- Lo importante es jugar.
- Evidentemente, mientras que juegue estaré contentísimo y si hay que hacerlo con máscara lo haré encantado. En ese aspecto no tengo problema.
- Jiménez lo tiene cómo un fijo.
-Sí, realmente en casi todos los partidos ha contado conmigo. Es muy importante y no sólo eso, sino la confianza que me aporta dentro del campo. Él ha confiado ciegamente en mi y aún más en el partido contra el Arsenal, tal y como estaba... Fue como un premio lo del Arsenal, algo que ni yo mismo esperaba. Cumplí el sueño de mi vida y eso no se puede olvidar.
- Le noto agradecido con el entrenador.
- Claro, muy agradecido. Está haciendo mi sueño realidad y no tengo palabras ni tiempo para agradecérselo y devolverle todo lo que hace por mi. Está mostrando por mí un interés que nunca olvidaré e intentaré devolver con toda confianza. No hay palabras.
- Supongo que sabrá tratar a un canterano mejor que nadie.
- Es lógico, es canterano y además se ha llevado siete años trabajando en el filial y conoce como tiene que tratar a la gente joven. Nos conoce a todos muy bien, aunque igual que sabe tratar jóvenes también hace lo mismo con los mayores, porque él ha jugado muchos partidos en Primera y conoce todo de los profesionales.
- ¿Necesita esta plantilla tantos canteranos?
- Necesita canteranos porque hay que ser realistas, no hay que olvidarse de que gracias a la cantera el Sevilla está donde está. El Sevilla vendió jugadores por un dineral y dieron fondos para hacer el actual equipo que tantos éxitos ha dado. El Sevilla ahora ha cambiado, pero la cantera debe seguir siendo trabajada. Además, por circunstancias la temporada es muy larga y hay muchas lesiones. Es bueno tener esa confianza en la cantera que tiene este entrenador.
- ¿Se considera ya un jugador del primer equipo?
- Para nada, soy jugador del filial que ahora estoy teniendo oportunidades con el Sevilla. Sólo eso, lo tengo claro. Voy a luchar al cien por cien en cada entrenamiento para poder quedarme, que es mi sueño, pero con la cabeza bien puesta sabiendo que pertenezco al filial.
- ¿Es difícil asumir el salto a la primera plantilla?
- Para mí no. Es diferente, claro, todo lo que rodea al primer equipo con respecto a los escalafones inferiores. Pero es lo que en definitiva queremos, venimos trabajando desde chicos para conseguir esto. Es un sueño y a mí que me paren por la calle es síntoma de alegría. Que un niño me pida un autógrafo, que su ilusión sea que yo le firme, es algo muy bonito. Diría que es una ilusión y lucharé por eso, porque yo también me acuerdo de cuando tenía ídolos.
- ¿Cuáles eran sus ídolos?
- Yo tenía bastantes ídolos, pero siempre Fernando Hierro fue la referencia en todos los aspectos. Me gustaba mucho su estilo.
- Pero usted no es central.
- Cierto, aunque sé que tengo la posibilidad de jugar ahí. De momento quiero seguir en los laterales y las circunstancias dirán el día de mañana lo que pasará. Mientras juegue me da igual donde. Ahora mismo prefiero lo de lateral porque me gusta el juego por banda, sumarme al ataque. Tal vez todo esto luego me sirva para jugar de central, aunque no lo contemplo porque el lateral me lo ha dado todo.
- ¿Izquierdo o derecho?
- Realmente he jugado las mismas temporadas por ambas bandas. Soy diestro natural, pero me defiendo bien con la zurda. Con la derecha tengo más salida, pero la izquierda también atesora sus ventajas, porque encuentro más posibilidades para sacar el balón jugado por el centro, puedo aprovechar las internadas en diagonal y también recortar antes de centrar.
-¿A José Ángel Crespo le gustaría ser en el futuro un hombre del club?
- Sí, está claro. Aquí en el Sevilla tengo la experiencia del míster. Me encantaría ser lo que él fue en su día, un buque insignia del Sevilla como hace poco lo fue Pablo Alfaro o ahora lo es Javi Navarro. Ser líder del Sevilla sería un sueño hecho realidad.
- ¿En qué no querría acabar convirtiéndose?
- No querría convertirme en ese tipo de persona que al tener dinero o fama cambia su forma de ser y trata a la gente por debajo de un nivel. Esa conducta la he odiado siempre. A día de hoy tengo la suerte de decir que sigo teniendo los mismos amigos, que mi familia sigue estando ahí y que no he cambiado.
- Cambiando de tema. La verdad es que las sensaciones en la Liga no terminan de ser buenas. ¿Qué le pasa al equipo?
- Han sido partidos que han tenido muchas circunstancias negativas, fallos puntuales que hay que trabajar bien, pero hay que tener claro que si se gana al Madrid, Valencia o a equipos grandes como el Arsenal el problema tal vez sea de que haya que salir con más concentración contra equipos más pequeños. En Almería creo que sí salimos motivados e hicimos un buen partido, pero quedarnos con uno menos y estar a remolque hizo que acabaramos perdiendo. En realidad los malos resultados se deben a fallos puntuales. Con concentración y humildad sacaremos eso adelante.
- Algunos hablan ya de asegurar la permanencia.
- Estamos ahí y hay que salir lo más pronto posible de abajo, pero mirando siempre arriba. Ahora mismo por desgracia estamos ahí metidos y tenemos que conseguir salir, ese es el primer gran objetivo, pero siempre mirando arriba.
- ¿Usted cree en la remontada?
-Sí, por supuesto. El equipo está muy capacitado y desde ya se va a notar que vamos a ir al máximo. Esperemos que la mala suerte nos deje un poco y que comiencen a caer los puntos.
- Verdaderamente, el equipo no está teniendo mucha fortuna.
- Está claro, hay muchas lesiones y después están esos goles que entran por errores puntuales. Esa suerte que había el año pasado nos está costando encontrarla más, pero hay que seguir trabajando porque la suerte se busca. Hay que seguir buscándola, está costando, pero hay que encontrarla.